A pesar de que en el presente existen diversas estrategias, herramientas y/o mentores que te ayudan a no formar parte de la estadística de mortandad de las compañías, fallar y bajar la cortina sigue siendo muy frecuente en el mundo de las startups.
De acuerdo con el análisis de CB Insights a startups post mortem, las doce razones por las que fallan este tipo de compañías son:
La falta de dinero o falla en el levantamiento de nuevo capital; todo se resume a no tener flujo de efectivo.
No haber encontrado una necesidad en el mercado.
Haber sido superados por la competencia.
Un mal modelo de negocio.
Temas regulatorios o legales.
No tener una adecuada estrategia de costos y precios.
No contar con el equipo adecuado.
No haber entrado en el timing correcto.
Tener un producto muy pobre.
No haber logrado una buena química entre el equipo y los inversionistas.
No contar con una adecuada estrategia de pivoteo.
Falta de pasión.
En su mayoría, son problemas estratégicos los que llevan a las compañías al fracaso.
José Ramón Alonso, CEO de Tugow, tienda mexicana de muebles y accesorios para el hogar que distribuye a través de e-commerce, quien tuvo que transformar su modelo de negocio para adaptarse a las nuevas necesidades del mercado, señala que "Tugow surgió en 2017 como un proyecto que buscaba hacer una transformación a nuestro anterior modelo de negocios (enfocado en la venta tradicional de muebles) a uno enfocado en innovadores muebles RTA (Ready to Assemble), de calidad y a precio justo y que derivado de sus características nos permitiera subirnos a la ola de e-commerce. Para hacer esta transición, era necesario hacer una planeación de cómo iba a funcionar la empresa".
"Atravesar por un proceso de planeación estratégica es necesario en situaciones como la de Tugow, por ejemplo, cuando se sabe que se tiene que crecer, pero no se sabe cómo y existe la necesidad de generar un plan", señala Isabel Soto, Services Manager en G2 Consultores.
La planeación estratégica es un proceso que te permite identificar cuáles son tus objetivos y qué estrategias debes de seguir para llegar a ellos, creando un sistema para monitorear el progreso y el desempeño que tiene la empresa respecto a sus metas; esto te permite evaluar dónde estás parado, a dónde quieres llegar y cómo lo vas a hacer.
José Ramón Alonso señala que para la implementación adecuada de la planeación estratégica para su compañía se hizo las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que la compañía pretendía lograr en números, en cuánto tiempo y con cuántos recursos?
¿Cómo se iba a transmitir al equipo que ese era el mejor camino para la empresa?
¿Cuáles eran los potenciales obstáculos operativos que se convertirían en riesgos para lograr los objetivos deseados?
Tener un plan estratégico construido es un activo muy valioso porque te permite estar listo para atacar oportunidades y retos. Para el caso de las startups, tener uno incrementa sus posibilidades de supervivencia. Te ayuda a enfocarte en lo que realmente importa, a prepararte para esta evolución y a tomar mejores decisiones.
Si tu startup se encuentra en un proceso de escalamiento y no tienes claro hacia dónde enfocar tus recursos y cuáles son tus prioridades, se presta a que cometas errores y a que caigas en una de las razones por las que fracasan las startups. No te conviertas en parte de la estadística.
Existe un proceso para llevar a cabo una adecuada planeación estratégica y se compone de tres etapas, de acuerdo con Isabel Soto de G2 Consultores:
1. La primera es tener un diagnóstico de la situación actual de la compañía. Este diagnóstico se debe dividir en dos componentes: un análisis interno que te ayude a identificar los problemas que puedes tener al interior de la compañía o áreas de oportunidad en las que se deba de trabajar; lo cual ayuda a identificar si se tiene un mal desempeño en la parte de operaciones, financiera, comercial, con tus clientes, el nivel de satisfacción de tus productos o servicios y también a saber si estás cumpliendo o no los objetivos que te habías planteado.
2. El segundo componente es un análisis externo que te ayuda a identificar oportunidades: conocer el mercado, saber si este representa una buena oportunidad, si tiene diferentes segmentos y conocer cuál es tu posición versus la competencia; esta información te permitirá saber de entrada, qué es lo que tienes que hacer.
Esta segunda etapa se refiere específicamente a hacer el proceso de planeación, definición de objetivos y estrategias. Es necesario entender en qué etapa se encuentra la empresa y sobre ello definir el periodo que cubre la planeación. Por ejemplo, si tu compañía se encuentra en una etapa muy temprana, se puede planear a tres meses. ¿Por qué? Porque el producto puede no funcionar o el servicio puede estar en su etapa MVP, puede haber o no clientes y otras variantes que te hagan iterar muy rápido. Por el contrario, si tienes un producto que ya vende, tienes tiempo en el mercado y cierta estructura, la planeación puede hacerse más a largo plazo (de tres a cinco años). Define tus objetivos, ya que sirve como sistema de monitoreo para saber qué tan bien o mal estás. Crea un objetivo principal de a dónde quieres llevar a la empresa de manera muy general y a partir de ello traza objetivos específicos, usando metodologías como SMART (Specific, Mensurable, Achievable, Relevant & Timely), los OKR's (Objective Key Results) objetivos y resultados clave o KPI's (Key Performance Indicator o Indicadores Clave de Rendimiento).
Una vez que decidas en que tiempo quieres planear los objetivos, viene un proceso de planeación de estrategias y definición de responsabilidades.
3. Ejecución y seguimiento por parte de los emprendedores. Esta es la última fase del plan, la cual es muy retadora y complicada (hay que decir las cosas como son) ya que los emprendedores se enfrentan a la realidad. En este momento pueden presentarse factores que no tenías contemplados; cosas que no se planearon y que no se conocían hasta que se puso el plan en marcha y que tendrás que resolver en el camino. La intuición se vuelve más importante para los emprendedores, ya que el plan no está escrito en piedra, sin embargo, si haces un proceso correcto y tienes un objetivo fijo, es probable que llegues a tu meta.
Te recomendamos fijar un sistema de monitoreo y control, eso te permitirá ir viendo si lo que planeaste está funcionando o no. Apoyarte en ojos externos y em objetivos, te permite ver tu negocio desde otra perspectiva. Ten procesos y discusiones productivas sobre lo que está funcionando y lo que no; trata de salir de tu zona de confort. Sé flexible al modificar el plan original; involucra a las personas clave que aporten soluciones y generen impacto a la compañía.
Si les das seguimiento a estas tres etapas, es probable que construyas un plan estratégico adecuado y correcto. Recuerda que si necesitas ayuda se vale acércate a un experto. Entrepreneur
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